Media
Un camaleón
Allá por 1997, había un ex comisario de la Provincia de Buenos Aires que vendía un discurso progre en materia de seguridad que muchas compramos
Juzgan a Edgardo Mastrandrea, el policía que quiso ocultar su pasado vinculado al terrorismo de Estado bajo un ropaje garantista se escondía un sujeto implicado con la comisión de delitos de lesa humanidad. Lo recibimos en la emisión del 21 de noviembre de 1997 en ORAL Y PÚBLICO. Diecisiete años después, el 23 de noviembre de 2014, se publicaba por la agencia TELAM, la nota que sige:
El ex comisario Edgardo Mastrandrea, quien durante años se presentó ante la sociedad como un experto en seguridad que denunciaba las irregularidades cometidas por las cúpulas de la Policía bonaerense, comenzará a ser juzgado el martes en el marco de un proceso de lesa humanidad que investiga la desaparición de 24 personas en Junín durante la última dictadura cívico militar.
Por Leonardo Castillo
El proceso estará a cargo del Tribunal Oral 1 de La Plata, integrado por Carlos Rozanski, Pablo Vega y César Alvarez y, junto con Mastrandrea, también están imputados el ex militar Ángel Paola; los ex policías Abel Oscar Bracken, Julio Ángel Estelrich, Francisco Silvio Manzanares, Miguel Ángel Almirón y Aldo Antonio Chiacchietta.
Todos están acusados de haber participado en el circuito represivo conocido como subzona 13, dependiente del área 131, en la que funcionaron tres centros clandestinos de detención: la Comisaría Primera de Junín, la Unidad Penitenciaria 13 y el destacamento rural de Morse.
Mastrandrea también es juzgado actualmente en San Nicolás en la causa Saint Amant II, que investiga los delitos de lesa humanidad perpetrados en el área de Pergamino.
El ex oficial de la bonaerense fue denunciado en 2007 por José María Budassi, ex alumno del colegio Don Bosco de San Nicolás, quien fuera secuestrado junto a un grupo de estudiantes de esa institución educativa.
Budassi hizo públicos los antecedentes de Mastrandrea cuando este se desempeñaba “como asesor en seguridad” en la campaña presidencial de la líder de la Coalición Cívica, Elisa Carrió, quien rápidamente se despegó del sospechoso.
“Lo que hacía Mastrandrea era participar de los interrogatorios, en los cuales había tormentos. Después armaba los sumarios en la comisaría de Junín, donde entonces era oficial inspector. En base a esos documentos, a los detenidos nos blanqueaban y nos pasaban a los Consejos de Guerra”, explicó el sobreviviente en diálogo con Télam.
El juez de federal de San Nicolás Carlos Villafuerte Ruzo citó al denunciado a indagatoria; lo procesó y más tarde le concedió la excarcelación, sin embargo, organismos de derechos humanos de Junín aportaron nuevas evidencias en contra del ex policía.
Tres años después, y en base a esas denuncias, el juez Daniel Rafecas ordenó la detención de Mastrandrea por su participación en el centro clandestino de la Comisaría de Junín, como parte de la megacausa del Primer Cuerpo de Ejército.
Mientras ascendía en el escalafón de la fuerza, el hoy acusado de crímenes de lesa humanidad cursó la carrera de derecho y se recibió a finales de los '70 como abogado.
Trabajó como jefe de una división de combate al narcotráfico con sede en Berazategui, pero con la llegada de Pedro Klodczyk a la jefatura bonaerense, durante la gestión de Eduardo Duhalde como gobernador, Mastrandera resultó desplazado de la fuerza, acusado de cobrarle protección a una red de casinos clandestinos que funcionaba en La Plata.
Comenzó entonces a desfilar por los medios y a presentarse en programas en los que se tocaba el tema de la inseguridad y la corrupción policial.
En esos espacios se mostraba como experto en la materia, al definirse partidario de “una policía profesional, garantista y democrática”.
En paralelo, actuaba como abogado e impulsaba la conformación de los “sin gorra”, un grupo de efectivos exonerados que pretendían conformar un sindicato policial.
El periodista Ricardo Ragendorfer, autor junto a Carlos Dutil del libro “La Bonaerense”, cuenta que a fines de los ’90 trató a Mastrandrea en varias oportunidades, y entonces, el antiguo oficial “se mostraba como una suerte de capitán Dreyfus de la fuerza policial más grande del país”.
“Traté a Mastrandrea en varias ocasiones y parecía un crítico convencido de la gestión de Klodczyk y de la plana mayor de la bonaerense. Daba el perfil de un policía bueno”, evoca Ragendorfer en dialogo con esta agencia.
Y al respecto, aportó una anécdota: “Recuerdo que una vez estuve con Mastradrea y el comisario Mario Naldi en un programa de TV, en el que se tocó el tema de la participación de la Bonaerense en el terrorismo de estado. ‘Nunca tuve ninguna causa’, repetía Naldi mientras miraba de reojo a su antiguo camarada”.
Budassi contó que hoy, el otrora asesor de la Coalición Cívica ARI se encuentra bajo arresto domiciliario en La Plata; está vinculado a una mutual policial y “se desplaza en silla de ruedas, ya que debieron amputarle una pierna como consecuencia de la diabetes que padece”.
“Cuando lo veía en la TV hablando de cómo debería actuar la policía y de qué forma se tenía que arreglar el tema de la inseguridad me daba una bronca bárbara”, apuntó Budassi.
Y en ese sentido, enfatizó: “Mastrandrea es un tipo que sabe mucho y podría aportar datos concretos sobre la suerte de muchos compañeros. Ojalá se decida a hablar”.